Homenaje al , General José de San Martín,
Padre de la Patria.
Como todos los años, de acuerdo a la Ley N° 11866- HCN -1934, los alumnos de 7mo. grado participan del concurso de una composición sobre la “Personalidad del Libertador Don José de San Martín”.
Todos los alumnos de 7°mo. grado, previo trabajo con los docentes sobre el tema, realizaron la composición.
La seleccionada ha sido enviada al Distrito Escolar y ahora queremos compartirla con ustedes.
“Hermanos sean unidos”
por Amalia Rouco Aprea de 7°B.
Era una tarde muy calurosa como las que ya no hay, la de aquel 9 de octubre
de 1819 en el fuerte de Punta del Sauce en la Villa de La Carlota. En su sillón de
madera nuestro prócer tenía algunos minutos de tranquilidad o al menos, eso era lo
que parecía. En realidad, estaba totalmente inmerso en profundos pensamientos
que se acercaban a una pesadilla. Pensaba en Merceditas, su hija, deseaba que
estuviera a su lado, la extrañaba y lo angustiaba saber que la guerra no le dejaba
tiempo para estar junto a ella. San Martín se sentía atormentado por lo que veía
venir: los porteños y los provincianos enfrentándose en terribles guerras internas
trayendo tremendas desgracias en su amado país y tragedia a su gente, aunque
mantenía la esperanza de que pudiera cambiar la situación. Entre estos
razonamientos y el extremo calor volvía a soñar con tener a su niña a su lado
bordando flores. Imaginaba a Merceditas diciéndole “disculpe Padre, no es mi
intención interrumpirlo, lo veo muy triste y preocupado o tal vez molesto, ¿le sucede
algo?”, San Martín mira a su alrededor y la busca y aunque sabe que adorada hija
no está, apenado le responde: “el amor por mi Patria es tan inmenso que no te
imaginas lo que duele ver que sus hijos se harán daño entre hermanos”. Merceditas
permanece callada, ya que su padre solía decirle “habla poco y lo preciso”.
El General se queda unos segundos mirando sin ver hacia el horizonte hasta
que el sonido de un galope que rompe el silencio de la ardiente tarde llama su
atención. Se acerca un jinete cubierto de polvo, con la identificación de Buenos
Aires. El mensajero, todavía agitado, es conducido por los soldados de guardia ante
San Martín, a quien le entrega una carta con carácter “urgente”.
Esa carta no trae más que tristes noticias ya que comunica la orden del
Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Don José Rondeau,
de retornar a Buenos Aires para comandar la represión de las rebeliones
provinciales que venían produciéndose en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y la Banda
Oriental. Siente una profunda tristeza, dolor y desesperanza, él que había dejado la
educación de su hija y a su esposa sola y enferma.
En ese momento recuerda a aquellos dispuestos a dar su vida por una Patria
libre e independiente. Tantos humildes soldados como el correntino Cabral, Baigorria
y otros valientes, aquellos que cruzaron la cordillera de los Andes, los
desbarrancados, los muertos de frío y los que llegaron al otro lado para dar batalla,
los heridos y mutilados; aquellos que con esperanza lo habían cargado sobre sus
hombros. A las valerosas mujeres, las damas mendocinas que donaron sus alhajas y
a las otras, que combatieron como Josefa Tenorio que se vistió de hombre, o las que
socorrieron y consolaron a los soldados heridos. También pensó en los patriotas
como Manuel Belgrano, a quien tanto admiraba; y en Güemes y en sus gauchos
salteños que habían luchado con tanta valentía y admirable intrepidez.
San Martín, sumergido por completo en sus pensamientos despide al
cartero y ordena que se le ofrezca comida, bebida y un lugar para descansar.
Cuando queda solo, retorna a su imaginación Merceditas quien le pregunta: “¿qué
dice la carta, Padre?”, pero no tiene ganas de responderle y le dice: “Después te
cuento mi niña, no quiero preocuparte, ahora necesito estar solo”.
Apesadumbrado, el General se sienta, toma la pluma y escribe:
“Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan:
divididos seremos esclavos; unidos estoy seguro de que los batiremos; hagamos un
esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos
nuestra obra con honor; la sangre americana que se vierte es muy preciosa, y debía
emplearse contra los enemigos que quieren subyugarnos… El verdadero patriotismo
en mi opinión consiste en hacer sacrificios: hagámoslos, y la patria sin duda alguna
será libre; de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud. Mi sable
jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas.”
Amalia también realizó un video.
Próximamente publicaremos todas las producciones realizadas por nuestros alumnos.Queremos destacar el compromiso demostrado en este trabajo, FELICITACIONES a todos!!