lunes, 24 de agosto de 2020

 Homenaje al , General José de San Martín,

Padre de la Patria.


Como todos los años, de acuerdo a la Ley N° 11866- HCN -1934, los alumnos de 7mo. grado participan del concurso de una composición sobre la “Personalidad del Libertador Don José de San Martín”.

Todos los alumnos de 7°mo. grado, previo trabajo con los docentes sobre el tema, realizaron la composición.

La seleccionada ha sido enviada al Distrito Escolar y ahora queremos compartirla con ustedes.


“Hermanos sean unidos” 

por Amalia Rouco Aprea de 7°B. 


    Era una tarde muy calurosa como las que ya no hay, la de aquel 9 de octubre de 1819 en el fuerte de Punta del Sauce en la Villa de La Carlota. En su sillón de madera nuestro prócer tenía algunos minutos de tranquilidad o al menos, eso era lo que parecía. En realidad, estaba totalmente inmerso en profundos pensamientos que se acercaban a una pesadilla. Pensaba en Merceditas, su hija, deseaba que estuviera a su lado, la extrañaba y lo angustiaba saber que la guerra no le dejaba tiempo para estar junto a ella. San Martín se sentía atormentado por lo que veía venir: los porteños y los provincianos enfrentándose en terribles guerras internas trayendo tremendas desgracias en su amado país y tragedia a su gente, aunque mantenía la esperanza de que pudiera cambiar la situación. Entre estos razonamientos y el extremo calor volvía a soñar con tener a su niña a su lado bordando flores. Imaginaba a Merceditas diciéndole “disculpe Padre, no es mi intención interrumpirlo, lo veo muy triste y preocupado o tal vez molesto, ¿le sucede algo?”, San Martín mira a su alrededor y la busca y aunque sabe que adorada hija no está, apenado le responde: “el amor por mi Patria es tan inmenso que no te imaginas lo que duele ver que sus hijos se harán daño entre hermanos”. Merceditas permanece callada, ya que su padre solía decirle “habla poco y lo preciso”. 

   El General se queda unos segundos mirando sin ver hacia el horizonte hasta que el sonido de un galope que rompe el silencio de la ardiente tarde llama su atención. Se acerca un jinete cubierto de polvo, con la identificación de Buenos Aires. El mensajero, todavía agitado, es conducido por los soldados de guardia ante San Martín, a quien le entrega una carta con carácter “urgente”. 

   Esa carta no trae más que tristes noticias ya que comunica la orden del Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Don José Rondeau, de retornar a Buenos Aires para comandar la represión de las rebeliones provinciales que venían produciéndose en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y la Banda Oriental. Siente una profunda tristeza, dolor y desesperanza, él que había dejado la educación de su hija y a su esposa sola y enferma. 

   En ese momento recuerda a aquellos dispuestos a dar su vida por una Patria libre e independiente. Tantos humildes soldados como el correntino Cabral, Baigorria y otros valientes, aquellos que cruzaron la cordillera de los Andes, los desbarrancados, los muertos de frío y los que llegaron al otro lado para dar batalla, los heridos y mutilados; aquellos que con esperanza lo habían cargado sobre sus hombros. A las valerosas mujeres, las damas mendocinas que donaron sus alhajas y a las otras, que combatieron como Josefa Tenorio que se vistió de hombre, o las que socorrieron y consolaron a los soldados heridos. También pensó en los patriotas como Manuel Belgrano, a quien tanto admiraba; y en Güemes y en sus gauchos salteños que habían luchado con tanta valentía y admirable intrepidez. 

   San Martín, sumergido por completo en sus pensamientos despide al cartero y ordena que se le ofrezca comida, bebida y un lugar para descansar. Cuando queda solo, retorna a su imaginación Merceditas quien le pregunta: “¿qué dice la carta, Padre?”, pero no tiene ganas de responderle y le dice: “Después te cuento mi niña, no quiero preocuparte, ahora necesito estar solo”. 

    Apesadumbrado, el General se sienta, toma la pluma y escribe: 

   “Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos; unidos estoy seguro de que los batiremos; hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor; la sangre americana que se vierte es muy preciosa, y debía emplearse contra los enemigos que quieren subyugarnos… El verdadero patriotismo en mi opinión consiste en hacer sacrificios: hagámoslos, y la patria sin duda alguna será libre; de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud. Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas.”


Amalia también realizó un video.


 Próximamente publicaremos todas las producciones realizadas por nuestros alumnos.

Queremos destacar el compromiso demostrado en este trabajo, FELICITACIONES a todos!!